DOI 10.35381/cm.v11i21.1579

 

La epistemología y las corrientes filosóficas del pensamiento para repensar los procesos formativos universitarios

 

Epistemology and philosophical currents of thought to rethink university training processes

 

 

 

Nicolás Javier Rodríguez-Partidas

nicolas.rodriguez702@gmail.com

Fundación Koinonía, Santa Ana de Coro, Falcón

Venezuela

https://orcid.org/0000-0001-8813-2080

 

Josía Jeseff Isea-Argüelles

josiaisea@gmail.com

Centro Internacional de Investigación y Formación Avanzada, Ambato, Tungurahua, Ecuador

https://orcid.org/0000-0001-8921-6446

 

Maribel José Giménez-Guariguata

gimenezmaribel1@gmail.com

Universidad Bolivariana de Venezuela, Punto Fijo, Falcón

Venezuela

https://orcid.org/0000-0002-2178-9384

 

 

 

Recepción: 10 de marzo 2025

Revisado: 15 de mayo 2025

Aprobación: 15 de junio 2025

Publicado: 01 de julio 2025

 

 

 

 


 

RESUMEN

El artículo se enfoca en examinar distintas corrientes filosóficas en relación con la epistemología, que a lo largo del tiempo han influido en la generación del conocimiento, y han sido utilizadas como fundamento para replantear los procesos formativos y epistémicos en el mundo académico. Se realizó una revisión narrativa de la literatura, empleando análisis documental, lo que permitió la sistematización y recopilación de datos cualitativos de artículos científicos indexados, seleccionados según criterios de inclusión y exclusión. En especial, reconsiderar los procesos educativos universitarios desde el cristal de la epistemología y el pensamiento filosófico, no solo enriquece el aprendizaje, sino que también da a los estudiantes la capacidad de convertirse en pensadores autónomos, ciudadanos comprometidos e innovadores creativos. Esto los prepara para abordar con eficacia los desafíos de un mundo continuamente cambiante, con confianza y capacidad competitiva.

 

Descriptores: Epistemología; corrientes filosóficas; corrientes del pensamiento; procesos formativos. (Tesauro UNESCO).

 

 

 

ABSTRACT

The article focuses on examining different philosophical currents in relation to epistemology, which over time have influenced the generation of knowledge, and using them as a basis for rethinking the formative and epistemic processes in the academic world. A narrative review of the literature was carried out, using documentary analysis, which allowed the systematization and collection of qualitative data from indexed scientific articles, selected according to inclusion and exclusion criteria. In particular, reconsidering university educational processes from the lens of epistemology and philosophical thinking not only enriches learning, but also gives students the ability to become autonomous thinkers, engaged citizens and creative innovators. This prepares them to effectively address the challenges of a continually changing world with confidence and competitive ability.

 

Descriptors: Epistemology; philosophical currents; currents of thought; formative processes. (UNESCO Thesaurus).

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

Actualmente, las instituciones encargadas de la educación, en especial aquellas enfocadas en el nivel universitario, enfrentan el gran desafío de mejorar la calidad en los procesos de creación, conservación y transmisión de conocimientos. Su propósito principal es satisfacer, de manera efectiva, las necesidades y expectativas de la sociedad. Al respecto, Moreno (2012) indica lo siguiente:

 

La construcción del conocimiento se ha convertido en un tema coyuntural en la actualidad, porque se trata de llegar a través de la educación para que el ser humano consiga integrar el saber conocer, saber hacer, saber ser y el saber convivir; es decir, lograr lo óptimo del conocimiento y que este le sirva en todos los ámbitos en los cuales se tiene que desenvolver y contribuir a la sociedad crítica y creativamente. (p. 252)

 

Bajo esta premisa, la filosofía nos proporciona nuevas perspectivas para comprender el trasfondo contextual. Nos brinda un entendimiento tanto epistémico como existencial de la realidad. Lo universal y lo local ilustran diversos aspectos de un paisaje aún inexplorado, una realidad interminable que nos impulsa a ser conscientes de nuestra existencia y nos convierte en objeto de reflexión. A lo largo de la evolución de la filosofía y la ciencia, se ha acumulado conocimiento en varias áreas, convirtiéndolo en un recurso esencial para enfrentar los problemas de la humanidad, y otorgándole la cualidad de ser un valor social para las comunidades (Rodríguez, 2019; López, 2014).

Es por ello que históricamente el conocimiento ha sido el núcleo de las universidades. Desde su origen en la época medieval hasta su estructura actual, las instituciones de educación universitaria han buscado entrelazar la formación académica y la investigación a modo de formar estudiantes hábiles intelectualmente para interpretar, transformar y generar saberes (Gutiérrez et al., 2019).

Sin embargo, en un mundo globalizado, tecnológico y en constante cambio, las interrogantes sobre el saber han evolucionado. ¿Qué representa el conocimiento hoy en día? ¿Qué significa formar académicamente a un estudiante en el siglo XXI? Estas interrogantes exigen una revisión crítica de las bases epistemológicas que sustentan los modelos educativos actuales. Pues, como señala García (2020), "la epistemología constituye el andamiaje invisible de toda práctica educativa, configurando, no solo qué se enseña, sino cómo se enseña y qué se considera como válido o legítimo saber" (p. 45).

Lo planteado motiva el desarrollo de este artículo de revisión con el propósito de examinar distintas corrientes filosóficas en relación con la epistemología, que a lo largo del tiempo han influido en la generación del conocimiento, y utilizarlas como fundamento para replantear los procesos formativos y epistémicos en el mundo académico. En este contexto, es crucial fortalecer los mecanismos de gestión del conocimiento dentro de las instituciones universitarias, bajo un enfoque integral de innovación y con estrategias de formación universitaria en sintonía con estas perspectivas.

 

MÉTODO

Para elaborar el artículo destinado a explorar las corrientes filosóficas más destacadas en el ámbito de la epistemología, y utilizarlas como fundamento para replantear los procesos formativos y epistémicos en la academia, se llevó a cabo una revisión bibliográfica de carácter narrativo. Este enfoque persigue presentar la situación actual de un tema mediante un protocolo explícito, donde los autores seleccionan y sintetizan los estudios más relevantes, utilizando su experiencia y conocimiento, para conformar una narrativa coherente (Pardal, 2024).

En este marco, el proceso de revisión se integró con el análisis documental, sirviendo como estrategia para sistematizar y compendiar datos cualitativos a través de categorías descriptivas que faciliten su comprensión. Además, es una herramienta útil para el análisis conceptual y temático, ya que permite combinar y confrontar documentos de variados diseños de investigación y múltiples fuentes, facilitando la utilización de técnicas adicionales como el análisis de contenido.

Para realizar la revisión, se implementaron varios procedimientos, de acuerdo con las aportaciones de Peña (2022) y Vera (2009), que se presentan a continuación:

·       Exploración inicial de la información por parte del investigador.

·       Establecimiento del problema de investigación y formulación de la pregunta principal que orienta el estudio.

·       Definición del objetivo principal que determina el elemento central de la revisión.

·       Desarrollo de la estrategia para el pesquisamiento de datos. Esto implica el uso de búsquedas automatizadas en bases de datos pertinentes a la pregunta, además de la utilización de repositorios bibliográficos, términos clave, y criterios de inclusión y exclusión.

·       Revisión preliminar y selección de investigaciones relevantes al examinar títulos y resúmenes asociados con la pregunta planteada.

·       Análisis detallado de los artículos seleccionados de acuerdo con ciertos criterios específicos.

·       Evaluación de la información para resolver las cuestiones que forman las categorías de análisis y dar respuesta a la pregunta principal del estudio.

·       Organización y estructuración de la información según las categorías analíticas relevantes.

·       Elaboración de conclusiones adecuadas.

·       Preparación del informe final del artículo.

Conforme a los procedimientos establecidos, la estrategia para buscar los datos consistió en seleccionar artículos indexados, a través de bases de datos como Scopus, Scielo, Redalyc, y Dialnet. La búsqueda en línea se realizó utilizando términos como: “epistemología”, “corrientes epistemológicas”, “corrientes filosóficas”, “escuelas filosóficas”, “corrientes del pensamiento”, “procesos formativos universitarios”, y diversas combinaciones de estos términos. Los criterios de selección se centraron en que los estudios estén relacionados con el tema principal del análisis, que respondan a la pregunta de investigación y se alineen con el objetivo planteado. Adicionalmente, los estudios debían estar publicados en revistas académicas indexadas, redactadas en español, y estar disponibles en texto completo a través de las mencionadas bases de datos.

 

RESULTADOS

Visión del conocimiento epistemológico desde la filosofía

La epistemología es una rama de la filosofía que se encarga del estudio del conocimiento o de la teoría del conocimiento. Se interesa por problemas como: ¿qué es el conocimiento?, ¿cómo se adquiere?, ¿cuáles son sus límites?, y ¿qué lo hace válido o justificado? La epistemología no solo se ocupa de reflexionar sobre la naturaleza, características y modos paradigmáticos de conocimiento, sino que también evalúa sus criterios de validez y legitimidad. Este análisis es esencial para los proyectos de formación y los currículos que buscan transformarse, y tener impacto en las prácticas docentes, en los discursos y los procesos de enseñanza-aprendizaje (Trejo y Huayta, 2024).

Históricamente, las preocupaciones epistemológicas se remontan a la filosofía griega clásica, con figuras como Sócrates, Platón y Aristóteles. El recorrido del mito al logos —es decir, de una forma mitológica a una forma racional de pensamiento— marca un hito en la historia del conocimiento. La visión del conocimiento, desde la perspectiva de estos filósofos, es fundamental para entender el desarrollo del pensamiento occidental. Ellos ofrecen diferentes enfoques sobre qué es el conocimiento, cómo se adquiere y cuál es su importancia.

Sócrates, aunque no dejó escritos, es conocido principalmente a través de los diálogos de Platón. Su método socrático se centra en la pregunta y respuesta, buscando la verdad mediante el diálogo crítico y la inducción para llegar al concepto. Sócrates creía que el camino al conocimiento verdadero estaba en el diálogo consigo mismo, y a veces, el logos de los otros, pudiendo ser descubierto a través de la introspección y el cuestionamiento constante. Para Sócrates, el conocimiento no es simplemente acumulación pasiva de información, ni la heteronomía o la erística de aplastar al interlocutor, sino la experiencia libre y autónoma de dialogar consigo mismo en presencia del otro, que se vive para alcanzar la sabiduría y comprender la esencia de las cosas (Quiroz, 2012).

Platón, discípulo de Sócrates, formuló una teoría del conocimiento que distingue la existencia de dos realidades: el mundo sensible y el mundo de las ideas. Según García (2024), Platón sostuvo que el verdadero conocimiento no reside en el mundo de las apariencias, el cual es cambiante e imperfecto, sino en el mundo de las ideas, donde se encuentran las entidades inteligibles, eternas, infalibles e inalterables. Conocer, entonces, consiste en reconocer las ideas perfectas, puras e inmortales que el alma ha contemplado antes de encarnarse en el mundo físico. Este acto libera al pensamiento del extravío que sufre cuando se deja arrastrar por las apariencias sensibles. El proceso de reminiscencia implica que el conocimiento es innato de la mente y que la educación debería enfocar sus esfuerzos en hacer despertar y comprender estas ideas que son sempiternas.

Aristóteles, alumno de Platón, ofrece una visión más empírica del conocimiento. A diferencia de su maestro, Aristóteles sostiene que el conocimiento se adquiere a través de la experiencia y la observación del mundo natural. Para él, la realidad está compuesta por sustancias que poseen formas y materia, y el conocimiento se obtiene mediante la identificación y clasificación de estas formas. Aristóteles introduce el razonamiento lógico como herramienta que permite adherirse a un esquema de pensamiento propositivo que posibilita seguir líneas coherentes para evidenciar y demostrar el conocimiento, mediante la postulación de hipótesis probables para los enunciados aporéticos o dubitativos (Rodríguez, 2023; Ramírez, 2016). Así, se establecen las bases para el método científico. Su enfoque destaca la importancia de la inducción y deducción en la adquisición del conocimiento.

En concreto, estos tres pensadores presentan visiones complementarias del conocimiento: Sócrates aboga por el diálogo introspectivo para descubrir la verdad interna; Platón propone que el conocimiento verdadero reside en las ideas imperecederas; y Aristóteles defiende un enfoque empírico basado en la observación y la lógica. Estas perspectivas han influido profundamente en la epistemología y continúan siendo objeto de estudio en la filosofía contemporánea.

Ahora bien, la epistemología como disciplina sistemática ha sido un pilar fundamental en el desarrollo del pensamiento moderno, tomado fuerza con pensadores como René Descartes, John Locke, David Hume y Immanuel Kant. Para Schelling et al. (2022), René Descartes, considerado el padre del racionalismo moderno, introdujo el método de la duda sistemática sustentado en el principio fundamental de la duda y la consideración provisionalmente de todo como falso, para alcanzar certezas absolutas. Su famosa máxima "Cogito, ergo sum" ("Pienso, luego existo") subraya la importancia del pensamiento racional como base del conocimiento. Descartes buscaba establecer un fundamento sólido para la ciencia y la filosofía mediante la eliminación de todas las creencias que pudieran ser falsas.

Por otro lado, John Locke, uno de los principales exponentes del empirismo, argumentó que todo conocimiento deriva de la experiencia sensorial; es decir, se da a partir de la información que aportan los sentidos y mediante la actividad mental que el ser humano desarrolla a diario. Con su obra, Locke pretende demostrar que no existen ideas ni principios innatos, sostiene que la mente humana es una tabula rasa al nacer, y que todas las ideas adquiridas tienen como fuente la interacción con el mundo, representando esto su umbral, pero tambien su limitación (Alean y Espeleta, 2019). Este enfoque empírico fue crucial para el desarrollo de teorías sobre el aprendizaje y la percepción.

David Hume, también un destacado empirista, llevó las ideas de Locke un paso más allá al cuestionar la noción de causalidad y la existencia de un conocimiento seguro. Para García (2011), Hume argumenta que las ideas son meras copias de las impresiones sensoriales, las cuales constituyen los materiales con los que se construye el conocimiento. En consecuencia, todo conocimiento debe ser examinado bajo la luz de la experiencia. Este filósofo explora cómo las creencias sobre el mundo externo, la causalidad y la identidad personal son el resultado de hábitos mentales formados a partir de experiencias repetidas. Esta perspectiva desafía las nociones tradicionales que priorizan la razón como fuente primaria de conocimiento, abriendo un debate sobre la naturaleza del conocimiento científico y la confianza en las leyes naturales.

Immanuel Kant, al responder a los desafíos de Hume, creó una combinación entre el racionalismo y el empirismo en su obra "Crítica de la razón pura". Según Montoya (2024), Kant argumentó que, aunque todo conocimiento debe estar vinculado al ámbito de la experiencia empírica, en el cual los objetos son presentados a la capacidad de conocer, no todo conocimiento se deriva exclusivamente de esta experiencia. Kant introdujo un novedoso paradigma que buscaba reconciliar las disputas entre racionalistas y empiristas, destacando que la experiencia determina aspectos del conocimiento a través de una distinción entre la sensibilidad y el entendimiento. Además, incluyó el concepto de categorías a priori como estructuras innatas de la mente que ordenan las percepciones.

Lo expuesto, sugiere que la epistemología moderna, enriquecida por las contribuciones de Descartes, Locke, Hume y Kant, ha sido esencial para entender cómo adquirimos conocimiento y cuáles son sus límites. Estos pensadores han proporcionado herramientas conceptuales fundamentales para explorar las bases del saber humano y han influido profundamente en disciplinas como la ciencia, la psicología, la filosofía contemporánea y, por supuesto, en la pedagogía y la educación.

 

Las corrientes filosóficas, su interpretación del conocimiento epistemológico y su dominio en la formación académica

Atendiendo a lo planteado por Barrera (2010), se tiene que las corrientes filosóficas han sido fundamentales para entender cómo se concibe el conocimiento, pues a lo largo de la historia, han surgido por la necesidad de expresar contrariedad u oposición a una lógica en particular (Tabla 1). Como ya se expuso, diferentes pensadores han propuesto diversas teorías sobre la naturaleza del conocimiento y cómo se adquiere. Por lo que a continuación, examinando la obra del autor antes mencionado, se muestra una síntesis de seis de las más importantes corrientes filosóficas y su dominio en la formación académica dada su interpretación del conocimiento.

Adicionalmente, en el ámbito de la educación, especialmente a nivel universitario, han surgido nuevas tendencias en el campo de la epistemología que están causando impacto. Dentro de la filosofía del conocimiento, la Epistemología Feminista destaca como una crítica a la tradición, ofreciendo nuevas teorías que desafiaban conceptos y criterios comúnmente aceptados respecto de los objetivos, características y los pilares de la neutralidad, objetividad, universalidad y ausencia de errores como estándares científicos para generar conocimientos, que ya habían sido cuestionados por otros filósofos como Kuhn y Foucault (Sánchez, 2023; Arrieta, 2018). Esta corriente también desafía las estructuras convencionales que históricamente han dominado la creación y validación del conocimiento en los contextos académicos.

 


Tabla 1.

Corrientes filosóficas, su interpretación del conocimiento epistemológico y dominio en la formación académica.

 

Corriente filosófica

Interpretación del conocimiento

Dominio en la formación académica

Racionalismo

Esta corriente filosófica se desarrolló aproximadamente entre los siglos XVII y XVIII. Estableció como premisa fundamental la razón para el conocer. Por lo que es el medio que legitima el conocimiento que adquiere el ser humano. René Descartes, su máximo exponente, propone que ciertas ideas son innatas, pero la deducción lógica mediante el método matemático-deductivo es lo que permite alcanzar verdades indubitables (cogito, ergo sum). No obstante, en la antigua Grecia, Platón ya mencionaba esto, y más tarde lo hicieron San Agustín, Leibniz, Hegel, entre otros.

Busca fomentar:

·        El pensamiento lógico, analítico y crítico.

·        Las metodologías basadas en la argumentación y la resolución de problemas abstractos.

·        Las competencias en áreas como matemáticas, filosofía, derecho y ciencias formales.

El racionalismo actual promueve la reevaluación de las metodologías educativas convencionales centradas en la memorización, y defiende estrategias que fomenten el pensamiento autónomo.

Empirismo

La corriente filosófica del empirismo, desarrollada en los siglos XVII y XVIII, cuenta con destacados representantes como David Hume, John Locke y George Berkeley. Contraria al racionalismo, el empirismo sostiene que el origen de todo conocimiento reside en la experiencia sensorial. Así, la experiencia constituye el único fundamento válido para obtener conocimiento, ya que considera a la mente como una tabla en blanco sobre la cual las experiencias imprimen sus contenidos. Para este enfoque, el método preferencial es el inductivo.

Busca fomentar:

·        Prácticas de laboratorio, experimentos, trabajos de campo y simulaciones.

·        Métodos de enseñanza-aprendizaje que partan de la observación directa y la experiencia personal.

·        Evaluaciones basadas en proyectos y productos concretos.

El empirismo continúa siendo esencial en los modelos pedagógicos activos, en los que el aprendizaje es dinámico y se desarrolla a partir de la práctica, en lugar de quedarse en la mera recepción pasiva de contenido.

Idealismo

Esta corriente, asociada a filósofos como Kant y Hegel, propone que la realidad es fundamentalmente mental o espiritual. Por lo que el conocimiento se forma a través de las estructuras cognitivas que interpretan la realidad. Particularmente Kant, propone que el conocimiento resulta de una interacción entre la experiencia y las estructuras a priori de la mente. Por tanto, el ser humano no logra conocer la "cosa en sí", sino los fenómenos según los modos humanos de percepción.

Busca fomentar:

·        La formación de competencias críticas y reflexivas.

·        Las actividades como debates, ensayos argumentativos y talleres de análisis.

·        La autonomía intelectual del estudiante.

El idealismo promueve la visión de que educar no consiste en llenar una mente sin contenidos, sino en estimular su habilidad para interpretar y transformar realidades.

Positivismo

El positivismo, liderado por Auguste Comte, y continuado por el Círculo de Viena, sostiene que solo el conocimiento verificado empíricamente es válido. Por tanto, la verificación científica es la única forma de legitimar el saber. Rechaza la metafísica y se enfoca en hechos observables y leyes generales obtenidas a través del método experimental.

Busca fomentar:

·        La investigación científica rigurosa basada en observación, medición y experimentación.

·        La enseñanza del método científico en carreras de ciencias naturales y sociales.

·        Las evaluaciones objetivas y cuantificables.

A pesar de sus críticos, el positivismo lógico continúa siendo la base de numerosas metodologías académicas contemporáneas para el análisis de la evidencia empírica.

Fenomenología

La fenomenología, introducida por Edmund Husserl, se enfoca en describir fenómenos tal y como se presentan en la conciencia, sin depender de teorías o explicaciones externas. Rechaza el dualismo clásico entre sujeto y objeto, proponiendo una relación intencional donde el conocimiento surge de la interacción directa con el fenómeno. El conocimiento es la descripción de la experiencia que se hace mediante la "reducción eidética," como método que implica suspender juicios previos para centrarse en la esencia de las experiencias.

Martin Heidegger, otro destacado fenomenólogo, sostiene que el conocimiento va más allá de recopilar datos, ya que proviene de la comprensión auténtica del ser y su contexto. El ser humano es un actor dinámico que co-crea su realidad, involucrando la vivencia propia y el sentido personal como elementos esenciales en el proceso de conocimiento. Para este filósofo, el método ideal es el la comprensión hermenéutica.

Busca fomentar:

·        La valoración de la experiencia subjetiva del estudiante.

·        El uso de metodologías como diarios reflexivos, análisis de narrativas y estudios de caso.

·        El uso de la autoevaluación y la coevaluación.

La fenomenología destaca la importancia de la vivencia personal en la educación, liberándose de planteamientos y esquemas homogéneos y uniformes.

Constructivismo

Esta escuela de pensamiento propone que el conocimiento no refleja fielmente una realidad externa que se descubre o se transmite, sino que es una construcción activa que realiza el sujeto. Piaget y Vygotsky son figuras clave en este ámbito, resaltando la importancia del entorno social y cultural en el proceso de aprendizaje.

Busca fomentar:

·        La implementación de metodologías activas como aprendizaje basado en problemas (ABP), aprendizaje por proyectos (APP) y trabajo colaborativo.

·        El desarrollo de competencias de investigación, creatividad y resolución de problemas.

·        El diseño de ambientes educativos flexibles y participativos.

El constructivismo fomenta un aprendizaje significativo, en el cual el estudiante reinterpreta la información a partir de su propio contexto.

 

Elaboración: Los autores.

 


Desde sus inicios, ha planteado interrogantes fundamentales sobre quién produce el conocimiento y bajo qué condiciones, por lo que argumenta que el saber no es neutral ni universal, sino que está imbricado en relaciones de poder, donde el género, la visión patriarcal, el sexismo en las prácticas cotidianas y otras variables sociales reflejan y perpetúan desigualdades afectando la producción del saber (Camacho, 2020). Por esa razón, Donna Haraway (1991) introdujo la noción de conocimientos situados, argumentando la necesidad de revelar los intereses políticos y ontológicos que sostienen que todo saber y toda discursividad está arraigada en una doctrina de objetividad que destaca la parcialidad, las diferencias y las distribuciones desiguales de poder (Fleisner et al., 2023; Cruz et al., 2012).

En el ámbito de la formación académica, la epistemología feminista ha tenido un impacto significativo al tratar de “re-mirar la educación en general y, la educación científica en particular, como campos de reproducción del sistema que ha tomado como punto de partida una visión de ciencia tradicional y androcéntrica” (Camacho, 2020, p. 191). En este sentido, busca fomentar la inclusión de perspectivas diversas y la promoción de metodologías que valoren la experiencia subjetiva y el conocimiento situado. Este enfoque desafía la objetividad tradicional y aboga por un reconocimiento de cómo las experiencias personales y colectivas participan del proceso de creación del conocimiento. La incorporación de estas perspectivas en los currículos académicos contribuye a una educación más enfocada en la diversidad, la equidad y la justicia social, donde se cuestionan críticamente las narrativas dominantes y se promueve una pluralidad.

Otra tendencia epistemológica que cobra posicionamiento, sobre todo en Latinoamérica, refiere a las Epistemologías del Sur. Estas epistemologías planteadas por pensadores como Boaventura de Sousa Santos, reclaman una epistemología de las ausencias cuyo principal propósito es ampliar la concepción de realidad, ya que esta va más allá de lo fáctico, puesto que es también lo imaginado y lo emergente, que permite al sujeto cognoscente moverse entre el ámbito del logos y el del mito (Ortega, 2010).

De allí que esta propuesta ha emergido como una alternativa crítica para deconstruir el relato hegemónico de las nuevas colonialidades, para la resistencia epistemológica y la reivindicación de los saberes y prácticas locales de los pueblos indígenas, afrodescendientes y otras comunidades históricamente segregadas, a menudo marginadas por la academia tradicional, y cuestionan las jerarquías establecidas en la producción del conocimiento (Argüello y Anctil, 2019).

Para Estrada (2023), en el ámbito académico, las epistemologías del sur promueven la innovación en la forma de pensar, actuar, vivir y convivir, mediante metodologías más inclusivas y enmarcadas en el respeto a la diversidad de pensamiento. Esto implica reconocer la validez de conocimientos locales y tradicionales que surgen de experiencias comunitarias y culturales específicas, desafiando la hegemonía de paradigmas occidentales. La incorporación de estas perspectivas en la formación académica asume que el sentido crítico y las prácticas éticas deben estar inmersas en los procesos de formación y en las vivencias cotidianas, para fomentar una visión más pluralista, intercultural y emancipatoria, donde se valore la interseccionalidad como enfoque que reconoce la complejidad de las desigualdades sociales, y la promoción del diálogo entre diferentes formas de saber.

Además, el impacto de estas epistemologías se refleja en la creación de currículos que integran estudios decoloniales y postcoloniales, permitiendo a los estudiantes desarrollar una comprensión crítica de las estructuras de poder que han influido históricamente en la producción del conocimiento. En última instancia, como expone Luna (2024), las epistemologías del sur enriquecen la educación universitaria al ampliar el horizonte académico hacia la formación del interés colectivo articulado con lo individual. Esto promueve un compromiso más sólido con la equidad y la justicia social, utilizando herramientas como la extensión y la participación comunitaria activa.

Para finalizar este aparatado, tanto la epistemología feminista como las epistemologías del sur se configuran como herramientas influyentes para democratizar el conocimiento y generar nuevos imaginarios, sobre la formación académica, desde una perspectiva crítica, convirtiendo a la universidad en un entorno más inclusivo (López y Martínez, 2022). Al desafiar los fundamentos del conocimiento tradicional y fomentar la diversidad epistémica, contribuyen a una educación más equitativa y pertinente para abordar las complejas circunstancias del mundo actual. Sus efectos en el ámbito académico reflejan el poder transformador que conlleva abrazar una multiplicidad de voces y experiencias en la búsqueda del saber.

 

¿Cuál es el papel de la epistemología en la formación académica de un estudiante en la actualidad?

La epistemología, como rama filosófica dedicada al estudio del conocimiento, ha desempeñado un papel fundamental en la evolución del pensamiento humano. Su influencia se extiende a múltiples disciplinas, desde las ciencias naturales hasta las ciencias sociales, y su relevancia en la formación académica de los estudiantes en la actualidad es innegable.

Siguiendo a Trejo y Huayta (2024), en el ámbito académico, la epistemología dota a los educandos de herramientas para cuestionar y evaluar la credibilidad de la información que reciben, promoviendo una actitud crítica hacia el conocimiento ya establecido. Por esta razón, una de las más importantes aportaciones de la epistemología a la educación es el fortalecimiento del pensamiento epistémico y crítico. Mediante la formación epistemológica como actividad abierta, los estudiantes adquieren la capacidad de analizar argumentos, reconocer falacias y evaluar evidencias, habilidades fundamentales en cualquier disciplina académica. El desarrollo de este tipo de pensamiento les permite, no solo apropiarse de información, sino también contribuir activamente a la creación de nuevo conocimiento que genera transformaciones de fondo.

La epistemología también promueve una comprensión interdisciplinaria del conocimiento. Al cuestionar las bases sobre las cuales se construyen diferentes disciplinas, los estudiantes son alentados a buscar conexiones entre campos aparentemente dispares. Esta perspectiva interdisciplinaria es crucial para comprender un mundo en su complejidad, lo cual implica entender la multidimensionalidad que produce la gama inmensa de relaciones e interacciones sociales (Nastida, 2011).

En el ámbito de las ciencias naturales y sociales, la epistemología proporciona un marco conceptual que permite entender tanto los objetos de estudio como los problemas y métodos esenciales para la consolidación científica de distintas disciplinas. Asimismo, facilita a los estudiantes la comprensión de cómo surge y se estructura la ciencia, así como su proceso de generación de conocimiento (Siles, 2016). Adquirir esta comprensión resulta fundamental para cualquier estudiante que aspire a realizar aportaciones significativas en su área de estudio.

En el contexto de la educación universitaria, la epistemología ocupa un lugar central en la transformación profunda de la formación de investigadores y académicos. En este sentido, y poniendo en contexto lo planteado por Isea et al. (2024), se puede decir que, mediante el aprendizaje de la epistemología y la teoría del conocimiento, los estudiantes reconconfiguran su matriz epistémica y de pensamiento educativo-investigativo, aprendiendo a reflexionar y cuestionar críticamente las bases de sus disciplinas desde la experiencia cotidiana de enseñanza-aprendizaje.

De acuerdo con Llanos (2022), este aprendizaje de la epistemología y la teoría del conocimiento es esencial para el desarrollo, no solo del conocimiento educativo y disciplinar, sino también humano en su globalidad; además, de que es primordial para superar la construcción de conocimiento desde disciplinas aisladas y contribuir a redefinir urgentemente las formas de producción del conocimiento. Lo cual requiere de una comprensión profunda de las nuevas interacciones entre los seres humanos y de ellos con la naturaleza.

En definitiva, la epistemología es crucial en la formación académica contemporánea, proporcionando a los estudiantes las habilidades necesarias para navegar en un mundo saturado de información. Al fomentar el pensamiento crítico, promover una perspectiva interdisciplinaria y ofrecer comprensión sobre la metodología científica, la epistemología prepara a los estudiantes para enfrentar desafíos académicos y profesionales con rigor y creatividad. En una era donde el conocimiento está constantemente evolucionando y es un puente hacia la innovación y el progreso, su papel en la educación sigue siendo más relevante que nunca.

 

CONCLUSIONES

La epistemología, como disciplina que estudia el conocimiento y su naturaleza, junto con las diversas corrientes filosóficas del pensamiento, ofrece un marco valioso para repensar los procesos formativos en el ámbito universitario. En un mundo cada vez más complejo, cambiante y dominado por la tecnología, es crucial que la educación universitaria, no solo transmita conocimientos técnicos y específicos, sino que también fomente una reflexión crítica sobre el saber mismo, ya que este representa la herramienta fundamental para la toma de decisiones con impacto social para el avance de las sociedades.

Las corrientes filosóficas, desde el racionalismo hasta el constructivismo, pasando por los modelos epistemológicos emergentes, proporcionan diferentes perspectivas para entender cómo se genera y valida el conocimiento. Al integrar estas visiones en los programas educativos, se promueven nuevas formas de pensar y de concebir el conocimiento desde una perspectiva integral del ser humano, mediante un aprendizaje más holístico y significativo.

También, al cuestionar las bases epistemológicas de lo que se enseña y se aprende, las universidades pueden adaptarse mejor a las necesidades actuales de la sociedad, formando individuos capaces de enfrentar desafíos globales con un pensamiento epistémico y crítico, además de creatividad. En concreto, repensar los procesos formativos universitarios a través del cristal de la epistemología y las corrientes del pensamiento filosófico, no solo enriquece el aprendizaje, sino que también empodera a los estudiantes para ser pensadores independientes, ciudadanos responsables e innovadores creativos, preparándolos para enfrentar los desafíos de un mundo en constante transformación con confianza y capacidad competitiva.

 

FINANCIAMIENTO

No monetario.

 

AGRADECIMIENTO

A todos los agentes sociales involucrados en el desarrollo de la investigación.

 

REFERENCIAS CONSULTADAS

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